jueves, 12 de noviembre de 2020

BALTIC TRIP. TALLIN-RIGA-VILNIUS (1)


La frase que dice así "cuando se está de Erasmus se viaja mucho" , es total y literalmente cierta. No hay duda que es el dinero mejor invertido, pues lo que aporta el viajar, nada lo puede compensar, pero si a eso le sumas el hecho de hacerlo con gente del Erasmus, la cosa cambia un 200% a mejor. Y no es por otra cosa sino porque es IMPOSIBLE que no lo pases bien. Estábamos ya cercanos a finales de Octubre cuando se avecinaba el viaje que, entre nosotros, estábamos deseando que llegase, cada uno por distinto motivos, todo hay que decirlo, pero es algo que sin duda lo pillamos con ganas.

EL motivo del viaje no es otro que la genial idea de los fineses de tener vacaciones de otoño, sí señor, luego somos otros los que estamos siempre de fiesta. ejem. Ahora que, lo que no se puede negar es que vienen como anillo al dedo, sobre todo porque lo tienen muy bien montado. En la universidad hay asignaturas que tan solo duran dos meses, y es ahí cuando te examinas y si pasas, adiós asignatura. En mi caso, tuve una de estas, que al no tener otra sustituyéndola en la segunda parte del semestre, me dejo con un horario digamos, más manejable.

Pero no nos desviemos, el caso es que teníamos una semana por delante en la que era obligado viajar. Pues bien esta vez, fueron los tutores que nos asignaba la universidad los encargados de organizar todo el viaje, tú tan solo tenías que pagar tu parte correspondiente, y listo. Por si no fuese lo suficientemente fácil. Erasmus se llama esto recuerden.

Una vez reservado el viaje con antelación, llegó el día D. El día en el que todo el grupo de erasmus se iba de viaje. El día en el que empezaba la aventura de tres países distintos. El día en el que iba a probar todo transporte que se precie.

Aunque los demás tenían previsto salir más tarde de Mikkeli, mis amigos y yo, más bien yo, y mis amigos gentilmente me acompañaron)  decidimos ir antes a Helsinki, pues era de donde partía el viaje oficialmente. El por qué es muy sencillo si ustedes han seguido mis posts anteriores, tenía que ir a la embajada. Esta vez a entregar el "report" o denuncia de pérdida de mi pasaporte, para que empezasen los trámites. Además de llevar las fotos, y demás menesteres.
Allá que nos embarcamos, primero fue un tren, para Helsinki, después un tranvía desde la estación de tren hasta el lugar más cercano a la embajada, llagados allí, finalmente empezó mi trámite, aceptaron todos los papeles, y como me dijeron, ya solo toca esperar, cosa que sin duda pasó. Después un autobús urbano nos llevó hasta el puerto, pues el viaje comenzaba en FERRY 🛥, y no un ferry pequeño como el que nos llevó a Suomenlinna, no, un Ferry/Crucero, de la compañía Viking Line. (muy apropiada al lugar donde estábamos). Ya en el puerto nos pusimos a esperar al resto del grupo, y una vez todos comenzaba el viaje. Un servidor andaba con un gusanillo en el estómago por el tema pasaporte, pues no sabía si iban a pedírmelo en alguno de los países, siendo precavido me informé por internet del tema, y supuestamente no, finalmente así fue, pero no por ello dejaba  uno de estar con esas pequeña cosa que venía a la memoria cada vez que cruzábamos una frontera.



Volvamos al barco. Para una persona como yo, que siempre había visto este tipo de barcos desde la distancia, el hecho de poder entrar a uno ya era todo un avance en mi lista de transportes en los que he viajado, pero el hecho de hacerlo en el báltico incrementaba su valor gratamente.  El barco, aunque con esa dimensión llamarlo barco se queda un poco corto, era un crucero que viajaba por el Báltico, desde Estocolmo hasta Tallin, pasando por Helsinki, y no recuerdo si otras ciudades, y claro, tenía que estar equipado con todo, como si de un hotel se tratase. Tenía supermercado, varios bares,  miles de habitaciones, y supongo que discoteca, aunque como el viaje era de unas 3 horas,  no teníamos acceso a algunas zonas. Lo que sí teníamos acceso era a una sala donde dejar las maletas, que cerraba durante el viaje, para que no tuvieses que estar pendiente de ellas. y por supuesto a las cubiertas. Y ahí ya terminé de morir, tenía como varios niveles y todos interconectados, y aunque había ya anochecido cuando subimos, la sensación de estar tan alto sobre el mar, y con ese sonido (y frío que pelaba ) era simplemente genial. El frío provocó que parte de las cubiertas se helaran, y claro, como no íbamos a hacer lo típico de resbalar, eso estaba en la lista de cosas estúpidas que hacer sobre hielo. Por suerte no tuve que lamentar nada, salvo algún golpe en el trasero, pero otro de nosotros, digamos que se topó de frente con el frío hielo, lo que provocó un consecuente bulto cual aceituna. Aunque, hay que decir, que la culpa no fue suya. 


Poco a poco nos acercábamos a Tallin, era de noche y el frío ya se notaba bastante. Llegamos al puerto y nos dirigimos al albergue directamente, recuerdo perfectamente que ya empezó a gustarme el ambiente de la ciudad, en aquel momento me fijé especialmente en los adoquines del suelo. Llamadme detallista, pero soy muy de fijarme en "cómo están puestas las calles" allá donde voy. Y la verdad que éstos me encantaron. Y para que os hagáis una idea:


Después de dejar las cosas, en un albergue que era por y para los Erasmus claramente, bajamos a una pequeña cafetería que había cerca para tomar algo de cenar.  Nada especial, nos dijeron que la comida allí no tenía mucha "chicha", muy parecido todo a Finlandia.  No pudo ser mayor mi sorpresa cuando, durante la cena, me fijo en la televisión y está la serie "Gran Hotel". Recuerdo que a nadie le llamó tanto la atención más allá de un "ah mira". Pero para mí fue muy emocionante, ver a Concha Velasco hablando en español,  y subtitulada en Estonio. Supongo que es ese pequeño orgullo patrio que sale cuando sientes que hacemos cosas para el resto del mundo. 😊

Tras eso y una ducha, digamos que los del albergue tenían preparadas una serie de actividades, en plan convivencia para todos los que allí nos encontrábamos, no solo estábamos nosotros, sino también gente de otros lugares de Finlandia que habían coincidido en hacer el mismo viaje, de hecho ahí supe que era un poco un pack para erasmus. Había gente de Laaperanta y Joensu, si no mal recuerdo, y obviamente, con quien tuvimos contacto fue con los españoles. Al principio me daba coraje que solo hablásemos con ellos, pero después nos comentaron que su Erasmus era algo distinto en cuanto a eso, no había tanto intercambio entre nacionalidades, como en nuestro caso.  En cuanto a ese caso, he de decir que en ese momento me sentí bastante afortunado, pues sabía que tenía una oportunidad única, y debía aprovecharla. ¡Y tanto que la aproveché! 

Como era de esperar, hubo fiesta, y se alargó bastante, recuerdo que al ferry nos llevamos mochilas vacías ya que allí fue donde compramos toda la bebida, porque no tenía impuestos en alta mar!!!  Así que muchos compramos todo lo que era posible, pues hay cantidad máxima por persona obviamente.  
Eso unido a las ganas de fiesta, se transforma en dormir una hora y media esa noche, pues a la mañana siguiente teníamos una excursión planeada temprano. 

En los siguientes posts, hablaré un poco de cada una de las tres ciudades. Pero para no alargar más este, creí que era conveniente separarlos. 
 


viernes, 9 de diciembre de 2016

HELSINKI. Ciudad para visitar. Parte 2.




Avanzado el Erasmus, llegó el momento de volver a la capital, esta vez con gente del erasmus. Al ser Helsinki un sitio de paso obligado por todos los que llegasen a Finlandia, la mayoría de la gente ya lo había visitado. Entonces decidimos hacer un "Spanish trip" a Helsinki.



La relación con gente de otros países había crecido favorablemente, pero como es natural, la relación entre personas de la misma nacionalidad es siempre más cercana, sobre todo por ese punto tan importante que es el idioma. El caso, que cuatro españoles, Juan, Pepe, Salva y un servidor, cogimos un tren temprano, (al 50% de descuento por ser estudiantes) y nos plantamos en la capital finesa. 

Tras mi estancia allí, he de decir que poco me quedaba por ver, pero si por algo recuerdo ese viaje es por el descubrimiento de la ineludible forma más barata de comer en esa ciudad. Y no, no es un burger. El sitio en cuestión se llama "RAX Pizzabuffet"→ en Mikonkatu muy cerca de la estación de tren, no sé si seguirá abierto, pero sí es así es un lugar idóneo para llenar bien el estómago. A pesar de que el nombre puede dar a pensar que se trata de un buffet de pizzas, no es del todo así. Obviamente hay pizzas, pero también todo tipo de comida rápida, además de pasta. Lo bueno de todo es que la bebida es ilimitada. Y el postre es a elegir entre UN café o UN helado. Pero ahí ya está la astucia de cada uno en rellenar el cono o no. Recuerdo que aquí se fían completamente de la honradez del ser humano, por lo que nadie pensaría en comerse solo la parte de arriba del cucurucho que te dan para rellenar y volverlo a rellenar. Nadie de Finlandia quiero decir.



Otro lugar que nos aconsejaron gente que ya había hecho el viaje, llámese, protocolario, a Helsinki, fue el "Brooklin Cafe"  en Fredinkinkatu, también muy cerca del centro. Es cierto que el lugar es acogedor, y además el camarero es bastante simpático, nada que ver con el carácter finlandés. Pero es algo pequeño, por lo que es fácil de llenar. Sin embargo, aún así es bastante recomendable, para merendar, o si te pilla cerca, desayunar. 

Terminada la ruta culinaria, es hora de hablar de los lugares nuevos que descubrí en la ciudad. El gran descubrimiento del viaje, fueron sin duda el conjunto de islas llamadas "Suomenlinna" viene a significar algo así como fortaleza/fuerte/castillo de Finlandia. Y es que fueron usadas la protección de Helsinki ante los distintos invasores (suecos/rusos) . Además es patrimonio mundial de la UNESCO. 


En cuanto qué ver, lo que más "mola" es sin duda lo que yo llamo, "hobbiton" →, y ya no solo por ser un aficionado del Señor de los Anillos, sino porque cualquier persona que haya visto esas películas, este paisaje, le recordará perfectamente a ese lugar del film. Aunque esto sea lo más famoso por así decirlo, hay muchos más rincones a los que acercarse, una pequeña playa escondida, algún que otro edificio curioso, las distintas baterías, o el sin fin de caminos a los que ir. Por tanto es el lugar ideal para dejar correr una tarde o una mañana sin prisas. 

Para llegar a las islas solo hay que coger un ↓ferry, en el puerto de Helsinki, al lado prácticamente del Ayuntamiento. Ferry que no es para nada caro, y si bien creo recordar, con el bono de transporte de la ciudad puedes tomarlo sin problema. El viaje no es muy largo, y a verdad que si hace sol, como nos pasó, se hace muy agradable. Una vez llegas tienes un conjunto de unas cuatro islas enteramente a tu disposición, prácticamente se puedes ir a donde uno quiera, y además sin restricciones de ningún tipo. 


Otra de mis experiencias en Helsinki es sin duda alguna mi conjunto de visitas a la Embajada de España, y cuando digo conjunto,  me refiero a por lo menos cinco. Todo ello debido a un "pequeño" problema de pasaporte, que al final acabe resolviendo en Diciembre, pero que fue sin duda un quebradero de cabeza. Ahora sí, puedo decir sin pelos y señales que sé como funciona una embajada.

La historia empieza por mi deseo irrefrenable de ir a Rusia, dada su proximidad, y dado el hecho de que San Petersburgo concretamente se encontraba en mi lista de "Sitios a los que ir al menos una vez en la vida", y sinceramente, este en concreto estaba entre los primeros puestos. Por consiguiente antes de volver del Erasmus tenía que ir SÍ o SÍ. Pues bien, ante esta tesitura, el primer problema, y el más importante al que me enfrentaba era el hecho de que no tenía pasaporte, bueno, sí es cierto que lo tenía, pero caducado en algún cajón perdido de mi casa en España, lo cual impedía completamente que este que os habla tuviese la más mínima oportunidad de cruzar la frontera, de ninguna de las formas posibles. 

Por lo que tenía que conseguir mi pasaporte como fuese. Y la única forma de conseguirlo era la embajada. Aprovechando este viaje a Helsinki decidí, y así convencí a mis compañeros de trayecto, que teníamos que ir a esa zona, y ya de paso dábamos una vuelta por ese lugar de la ciudad.  El lugar en concreto podría llamarse distrito de embajadas perfectamente, pues no hay otra cosa que eso, país tras país. LA zona se llama Kaivopuisto, al sur, y nuestra embajada se encontraba en Kalliolinnantie 3, lo curioso de la zona es que tiene un encanto raro, pues es algo distinta al resto e la ciudad, y bueno, como se dice, siempre hay que sacar lo bueno de las cosas. 

Una vez allí, y de tener que registrarme, para decir que estaba en Finlandia ese año, cosa que os aconsejo, me informaron de las cosas que tenía que hacer para tener el pasaporte, en primer lugar si mi pasaporte no estuviese caducado, no había nada que hacer prácticamente desde allí, y en segundo lugar, en el caso que lo hubiese perdido, cosa que fue lo que dije, tenía que presentar una denuncia de la pérdida, es decir que como les dije que lo había perdido, la primera visita a la embajada derivó a una visita a comisaría, que obviamente tenía que estar en la otra punta exactamente de la ciudad,  a poner un "report" diciendo que había perdido mi pasaporte en la plaza de la catedral de Helsinki. (esto último me lo inventé sobre la marcha en su momento) . Ya tenía mi papel, pero ya se había pasado la hora en la que la embajada permanecería abierta, por tanto, y como al día siguiente nos íbamos, el periplo del pasaporte se extendería durante un tiempo más. 

Aún nos dió tiempo a darle unas vueltas más a la ciudad, comer en un Mcdonald, y ver que a Helsinki no puedes ir con la mente de ciudad europea, con casco antiguo lleno de viejos e impresionantes edificios con mucha historia, sino con la mirada puesta en una ciudad moderna, en constante cambio, y sobre todo con miles de museos, grandes o pequeños.


Y bueno, de Helsinki añadir que serían algunas veces más las que por un motivo o por otro la visitase, al final terminé cogiéndole cariño, y de hecho no me importaría vivir allí alguna vez en mi vida.

Continuaremos con otras hazañas de esta etapa en Mikkeli, que espero escribir más pronto que tarde y no tardar tanto como con esta. Como consejo, "al final todo sale bien, y sino sale bien, es que no es el final". O dejo unas cuantas fotos más de Suomenlinna, sin duda alguna lo mejor del viaje.



     



     


            Alguno de sus muelles →














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↓LA PLAYA↓


viernes, 14 de noviembre de 2014

MOAS, Un lugar para vivir.

Una vez presentada la ciudad, es hora de mostrar, en un brevísimo resumen, el lugar llamado MOAS, (unas siglas en finés que vienen a significar apartamentos para estudiantes). Es aquí donde habría de pasar los nueve meses que duraría mi estancia Erasmus, desde el día uno de Septiembre de 2013 hasta el 31 de Mayo de 2014, así quedaba claramente especificado en el contrato. 

Aunque ya algo había visto por algún que otro foro,  algo me habían comentado los que ya estuvieron allí, yo, de naturaleza digamos que sorpresiva, preferí dejar eso de conocer el lugar a lo inesperado. Nada más llegar, acompañado por mi tutora, Olga, y tras responder al cuestionario de ésta sobre cosas que debería tener antes de hacer la llamada al conserje, hice la llamada. 

Quiero dejar aquí por escrito ese cuestionario del que, y modestia a parte, puedo sentirme orgulloso. Esto es, porque un servidor suele ser de los que deja mucho para el final, y, como ya se sabe, cuando se hace eso, siempre se suele quedar algo atrás. Pues bien, el cuestionario en cuestión constaba de:

 -Pregunta 1: "¿Trajiste los 10€ en efectivo para pagar al conserje?" a lo que respondí con un "Sí, por supuesto", de hecho había guardado esos 10€ en un lugar de la cartera que nunca uso, para que así no los gastase sin quererlo. 

 -Pregunta 2: "¿Quieres que vayamos al supermercado para que compres comida para esta noche?" "No", dije yo, "pues ya la traigo conmigo desde Helsinki". Esto es debido a que no gasté la comida que compré para los días que pasé en el apartamento. Ni siquiera caí en ese detalle. Pero mira la suerte estaba de mi lado. 

-Pregunta 3: "¿Tienes el número del conserje?", la respuesta no fue otra que afirmativo, había guardado este número hasta dos veces con nombres distintos, y escrito en un papel, por si el móvil se quedaba sin batería. Olga, ante tal ahorro que suponía esto en su trabajo, estaba atónita, decía que era el primero que respondía esto a las tres. Pero aún quedaba una última pregunta. 

 -Pregunta 4:  "¿Tienes el dinero para el famoso "survival kit" o kit de supervivencia, en efectivo, o necesitas que vayamos a por más efectivo?" No podía creerme que también tenía eso preparado, ni yo, ni ella. Decía que era el primero de todos los que llegaba que había cumplido con todo lo que decía la hoja informativa. (Luego somos los españoles...) 

En fin, que ante tal derroche de orgullo de mi mismo que debería desprender, no nos quedó más que reír. Ella porque aún no lo creía y yo porque yo tampoco. 
Entonces llegó la hora de hacer la llamada al famoso conserje, o "janitor" en inglés, que tantas veces había sido mencionado. Al descolgar, me sorprendió bastante que la voz al otro lado, era de una mujer. No sé porque pero siempre pensé que iba a ser un hombre, y es que con esto de que el inglés no tiene genero, al menos yo, tiendo a llevarlo todo al masculino, y además, que todo el mundo cuando piensa en un conserje, se imagina al típico señor, de una edad tirando a mayor,  con las llaves colgadas de la cintura. Pero no fue éste el caso.

La señora, a la que entendí un poco regular, dijo que en quince minutos estaría por allí. Y así fue, no pasaron ni quince cuando ya la vi llegando en aquel pequeño coche, que al ver a esta salir, deduje que debía ser a proporción de su tamaño. Debía ser una de las mujeres más pequeñas que habría en Finlandia. De unos cincuenta años, pelirroja, y con cara de seria, me saludó muy fríamente aquella señora que rápidamente me preguntó si yo era Carlos García, y seguidamente me dijo que mi apartamento era el número 27, y que estaba en la segunda planta, que es la siguiente a la planta baja, que en Finlandia es 1, y no 0, como en España, más adelante me di cuenta que los "raritos" en ese tema,  éramos nosotros con respecto a otros países europeos. 

Allí que nos dirigimos los tres, a primera vista el edificio estaba un poco mal cuidado, poco bastante, y no demasiado limpio, además de que no era muy nuevo, por así decirlo. Además no era lo que puede considerar como un edificio cerrado, como más adelante veréis en las fotos, era todo abierto. No le di mucha importancia, soy de fácil adaptación, pero, no negaré que cuando abrió aquella puerta azul, me cambió la cara por completo, al ver que el apartamento no tenía nada que ver con el exterior, como siempre, no hay que juzgar por las apariencias. 

El apartamento, aunque en algunos aspectos algo antiguo, estaba limpio, y con muebles nuevos, y a primera vista muy acogedor. Al vivir yo solo, mi apartamento en MOAS 1, era individual, lo que suponía una especie de estudio, con cocina dormitorio, y "salita de estar" todo en el mismo espacio. El baño eso sí, a parte.  

Tras entrar, la señora, que nunca aprendí su nombre, me explicó todo los pormenores del piso, riesgos, como cuidarlo, hasta me dijo las veces que debería limpiar, no dejó un cabo suelto. A lo que tras eso, muy directamente y sin rodeos, además de forma muy seca, añadió, "son 10€".  Inmediatamente los pagué, luego me daría cuenta que esa señora cada mínima cosa que necesitases y tuviese que venir, implicaba unos 10€ de desembolso. Por lo que te replanteabas seriamente si hacerlo. 

Se despidió tras esto, y dejándonos a Olga y a mi, se marchó. Olga me hizo la broma de "janitor on 10" en lugar de "janitor on call" que era como se denominaba a este servicio del MOAS. Añadir que si hubiese llegado en horario laboral de oficina, no un domingo este paso lo hubiese resuelto allí, y de forma gratuita. Pero no fue el caso. Para los que vayáis, tratad de ir de lunes a viernes, y por la mañana.

Después fuimos a por el kit de supervivencia. 

Bueno en cuanto al MOAS, decir que el complejo de mi zona eran 7 edificios, más un hotel, que no era más que otro edificio de estos hecho hotel. Siendo los MOAS uno y dos, los que poseían mayor cantidad de estudiantes erasmus, pues los suelen reconcentrar todos allí, y los seis y siente los que se componían mayoritariamente de rusos, así como el cinco, aunque este estuvo de reformas la mayor parte de mi erasmus. Y, además, los MOAS uno y dos eran los que quedaban por renovar, toda una suerte. 

Entre cada dos había una especie de jardín, que nosotros llamábamos "yard". Donde además de hacer barbacoas, era el lugar de quedada por excelencia de toda persona que viviese allí. Lo bueno de este sitio, es que estaba rodeado de bosque, y eso, para una persona de la campiña norte de Jaén, que en pocos bosques está acostumbrado a vivir, era cuanto menos genial. Grandes pinos que poblaban todo el alrededor, y hacía que mirar por la ventana, aunque era siempre el mismo paisaje, nunca resultase aburrido. Pues no hay que olvidar que Finlandia es un país de cambios, y en la naturaleza era donde más podía apreciarse a lo largo del año.



           
           
Vistas desde mi ventana.

jueves, 6 de marzo de 2014

Primeras semanas en Mikkeli


Perdonen ustedes por este tremendo retraso, pero la vida de Erasmus es bastante imprevisible a veces. Sin más dilación empecemos:

Ya estaba allí. Tras todas esas peripecias, al fin comenzaba mi vida en Mikkeli.
A la maña siguiente de mi llegada, me dirigía  ala universidad, pues tenía que hablar con  Ulla, de forma obligatoria, pues debía de certificar mi llegada así como informarme de todo cuanto me sería útil en estos días. Gracias a un mapa que me envió a Málaga, junto con muchas otras cosas, conseguí llegar a la universidad, aunque me costó la vida y media encontrar la forma de llegar al edificio X.
Aquel era el momento de poner cara a la persona con la que me había enviado alrededor de 40 mensajes desde que me dieron la plaza en Mikkeli.Como todos pensais, una mujer finesa, el estereotipo normal, es alta, rubia. y de piel blanca, así era más o menos como me la imaginé, pero no, Ulla (que se pronuncia "ula") es bajita morena y piel no demasiado blanca. Si en ese momento alguien hubiera grabado mi cara, seguro que habría sido de sorpresa.
Ulla, me dejó altamente sorprendido, es una persona súper eficiente, y con una gran capacidad de memoria, recordaba todo sobre mí. Hasta el más mínimo detalle me comentó en aquella primera visita. Tras ponerme al día de todo lo que debía hacer de papeleo, pues eso sí, erasmus es sinónimo de un increíble papeleo previo al comienzo del mismo; me dió algunos "regalitos" que me hicieron gracia, entre ellos una bufanda y un gorro de la universidad, con el comentario complementario de: "los necesitarás", y algo que me llamó muchísimo al atención, era una especie de reflectante de plástico con forma del mapa de Finlandia, al preguntar que era eso, Ulla, me respodió que era obligatorio llevarlo consigo a partir de noviembre, pues los días serían tremendamente cortos, y la mayor parte del tiempo en la calle la pasaríamos de noche, por lo que es necesario tener un tipo de reflectante que permita que coches y personas te vean a largas distancias. Al principio parece una tontería sin importancia, pero luego te das cuenta de que es a veces bastante útil. Pues en Finlandia, la luz que hay por la noche en la mayoría de las calles brilla, pero por su ausencia.

Después de darme una vuelta por la universidad, me decidí volver al MOAS, aprevochando tomé algunas instantáneas como esta.

Todo en Mikkeli era así, verde, con agua por todos lados, y con un olor a naturaleza increible. Me encantaba.

El día siguiente de aquel, era el día de la presentación oficial. Era la hora de conocer a los demás Erasmus, la ciudad, la universidad,  y todo lo que, en cuanto al ámbito académico se refiere, necesitaba saber.

Ya había conocido a un chaval español de Galicia el día de antes, por lo que quedé con él  para bajar a la universidad. Allí en el famoso yard entre los MOAS 1 y 2 fue la primera quedada entre erasmus. Ese yard se convertiría en el punto de encuentro durante todo el Erasmus. 
Lo primero que hicimos fue un tour en autobús por Mikkeli, tour con una guía de la ciudad, que de guía tenía lo que un servidor de acróbata de circo, o sea nada.  La mujer estuvo más tiempo callada que explicando cosas de Mikkeli, aunque por lo que descubrí, Mikkeli tenía pocas cosas, monumentalmente hablando. Pero una cosa era eso, y otra cosa es lo que ella nos comentó de las mismas. Fue un tour bastante largo para lo que Mikkeli tenía que ver, eso si es cierto. 

Después de eso llegamos a la sala de reuniones donde, tanto tutores, como coordinadores, como la propia Ulla, nos estuvieron explicando realmente todo lo que necesitábamos saber para vivir, estudiar y hasta viajar en Finlandia. Cosa que era muy de agradecer. 

Llegó el momento de presentarse, uno a uno fuimos haciendo una breve presentación de nosotros mismos, que me resultó altamente impactante, pues no estaba acostumbrado a hablar en inglés delante de tanta gente, pero para ser la primera he de decir que no fue nada mal. Meses después me dí cuenta de que aquello era nada comparado con lo que venía. En mi grupo de erasmus había de todo, alemanes, franceses, holandeses, un sur coreano, una rumana, algún ruso, y como no, españoles. Aunque esos éramos solo de erasmus, después habría un gran numero de chinos y rusos, pero acogidos a otros programas.

Luego era hora de comer, A LAS 11 de la mañana. Teniendo en cuenta que leéis a un personaje que estaba acostumbrado a comer a las 2:30pm, imaginad por un momento que supuso para mí. 
Pero a pesar de eso, al final, terminas acostumbrándote a los horarios, aunque siempre te permites tu pequeño "capricho" de hacer horario español algún que otro fin de Semana.
Aquí viene otra de las cosas que me encantan de mi Universidad, comimos en una de las dos cantinas que tiene, Kasarmina. El menú consiste en un plato de ensalada, que la haces tú como quieras, otro plato grande de lo que haya ese día, que también te echas la cantidad que quieras, además de pan, (con mantequilla opcional) y agua. Todo eso, por el módico precio de 2.25€, por ser estudiante. O sea nada para ser Finlandia. En otro post, hablaré de las ventajas que tiene ser estudiante en Finlandia.

A partir de ese momento los días empezaron a volar, literalmente. Comenzó la rutina de universidad, MOAS, salidas a ver la ciudad, etc. Y la verdad que me encantó, al igual que me sigue encantando ahora mismo.
Esas semanas aún estábamos en verano, por lo que hacía un tiempo excepcional. La verdad que no tenía desperdicio salir aunque sea a dar una vuelta para despejarte, por lo increíblemente distinto que era todo a lo que estaba acostumbrado a ver en España.

Muchos de esos días, por al tarde, solíamos ir al lago justo al lado del MOAS, la verdad que lo tenían todo súper bien pensado, había un lugar para jugar a voley "playa", y varios embarcaderos con escaleras para poder meterte y salirte sin problema. Según nos dijeron había una gran torre, que se usaba como trampolín, pero este año decidieron quitarla pues la gente empezó a desvariar y se tiraban hasta con las bicis.
En cuanto al agua estaba algo fría, para que nos vamos a engañar, pero hacía una buena temperatura fuera, por lo que no importaba mucho. Además el agua estaba bastante limpia, y al ser lago estaba súper tranquila, por lo que daba gusto nadar. 
Aquí os dejo con una foto del lago, lo que se ve al fondo es MIKAELI, es un auditorio, que por cierto aún no he llegado a entrar.



Como dedicaré otro post para hablar de la vida universitaria,  ahora os comentaré qué hacíamos un poco en el tiempo libre estas semanas.
La verdad que básicamente, nos dedicábamos a salir por la ciudad por las tardes, conocer sitios nuevos, y por las noches hacer alguna que otra fiesta adicional a las ya propuestas por los tutores, como la "hello party" o la Ginkana de bares. Porque aquí los tutores molan y nos organizan fiestas para que nos conozcamos mejor.
Todo esto ayudó a que mi mejora del idioma, se acelerase de un modo espectacular. Al principio me sentía un poco torpe, la verdad que los demás estudiantes tenía un nivel bastante alto de inglés, cosa que era de esperar, y aunque el mío no era del todo malo, pero sabía que era la oportunidad para mejorarlo. Y así fue, bastaron un par de semanas para darme cuenta de las mejoras, y es más, no solo yo sino que otros muchos que al principio apenas hablaban por el idioma, fueron cogiendo soltura de tal modo, que era imposible ya no entenderse entre nosotros. Muchas veces me sorprendía a mi mismo cuando estaba escuchando a alguien y entendía todas y cada una de las palabras que decía, así como poder mantener una conversación fluida con cualquiera.

Esta rutina hizo que cuando me quise dar cuenta ya habían pasado tres semanas. Y cuando te das cuenta de eso te alegras aún más, porque te das cuenta de que estás aprovechando el tiempo, minuto a minuto. Y poco a poco, te vas dando cuenta de que el erasmus es una de las mejores decisiones que has tomado en tu vida.

Os dejo con una foto. Podeis ver el escudo de Mikkeli, y las cíudades más cercanas.

Al igual que pasaba en Helsinki, aquí en Mikkeli también es muy común encontrar parques-cementerio en mitad de la ciudad. Este es uno de ellos, que por cierto cruzo a menudo pues es un camino para ir a la universidad. Como veis no es muy fúnebre, pero tampoco muy alegre como para estar ahí sentado como si nada. Pero en fin, cosas de fineses que poco a poco acabé acostumbrándome. 
Y sin más que decir por hoy os dejo con esta frase. "Un duro comienzo asienta las bases de una gran y fructífera experiencia" .

Hasta luego, o como se dice en finés: Moi Moi!

jueves, 30 de enero de 2014

Llegada a Mikkeli

Y llegó el uno de Septiembre. Ya era oficial que empezaba mi erasmus, ya llegó el día de empezar completamente un nuevo y muy diferente año, de conocer a nuevas personas, nuevos lugares, de estudiar de otro modo. El día en el que todo empezaba, ya estaba aquí.

Tras haber dejado en la oficina del apartamento las llaves del mismo, me dirigí hacia la estación de trenes, nunca me cansaría de verla me dije, y es que tiene algo especial que no sé decir qué es. 
La espera fue lo que se conoce como larga agonía, y es que aunque eran menos de dos horas, había muchas cosas por las que estar impaciente. Tenía todo revisado, tren que tomar, parada donde hacer el trasbordo, número del famoso "janitor on call", al que debía llamar una vez allí para que viniese a abrirme el apartamento, darme las llaves y demás, los 20€ que debía pagarle por el servicio, que al se domingo era obligado de contratar, número de Olga, la que iba a ser mi tutora, y la que debía esperarme en la estación de trenes para recogerme, y además de eso, memorizados todos y cada uno de los paso a dar . Lo malo de eso es que en situaciones como las de ese momento no tienes nada que hacer, descartada la opción de leer un libro, por falta de concentración, así como la de revisar la estación, por haberla ya visto 30 veces, solo me quedaba la de ponerme con una peli, pues el wifi de la estación de tren aquel día no me acompañaba. La película fue una distracción que al menos me quitó una hora y medía, cosa que agradecí.
En ese momento chequeé si el tren estaba ya disponible y así fue. Así que me dirigí a él revisando cada número de los que había en mi billete. El tren en cesto era un "pendolino", lo equivalente a un ave, por lo que me dí cuenta, pero algo más moderno, y con algo que me dejó impresionado, tenía dos plantas. Cual niño pequeño, desee que mi asiento estuviese en la de arriba, pero no hubo esa suerte. La verdad que no me importaba pues como el viaje era algo más de dos horas, tenía tiempo de sobra para ver todo el tren detenidamente.
Es hora de que hablemos de los trenes en Finlandia. Pues ya tengo ciertas experiencias con ellos, y la verdad puedo dar una explicación bastante extensa.
Para empezar hablemos de la empresa que los lleva, como podéis observar en el ticket es "VR"  que viene de "Valtionrautatiet" que básicamente es ferrocarriles del Estado. Y es que esta empresa es propiedad del Gobierno Finés.
Pese a que, como empresa, encontré pocas diferencias con nuestra RENFE, hay algunas que sí son interesantes. Por ejemplo, para ir desde un lugar a otro, al sacar el ticket, lo único que tienes que hacer es seleccionar el punto de origen y el destino, y ellos se encargan de hacer todos trasbordos de modo que te de tiempo a cogerlos, algo que para viajeros noveles como yo, es muy útil. Otra pequeña diferencia, es ese código que aparece en los billetes, y es que teniendo ese código, da igual en qué medio sea, tu billete es totalmente válido. Digo da igual en que medio porque puedes tener el billete tanto en móvil, mail, papel, o cualquier otra aplicación. El revisor lo leerá de cualquiera de ellos. Aunque siguen siendo los revisores dentro del tren los que leen los billetes, pues es España es cada vez más habitual que lo pidan antes de entrar al tren, estos señores tienen la amabilidad de decirte, sin que preguntes, donde bajarte, y en que vía coger el siguiente tren, cosa que me sucedió aquel día al tener que bajarme en Kouvola., además de pedirte muy amablemente que no hables tan alto en el caso de que lo estés haciendo.
Si hablamos de precio, no puedo decir que sea barato viajar en tren, salvo si eres estudiante, como es mi caso. Siendo estudiante puedes sacarte una tarjeta en la misma estación de tren, con un formulario, que en mi caso fue rellenado por mi coordinadora Ulla, y en el que especifica cuanto tiempo serás estudiante en Finlandia. Pues bien, teniendo esta bendita tarjeta, todo el transporte público (autobuses y trenes) de Finlandia te sale a mitad de precio. Algo que podéis observar reflejado en el billete. Y con ese descuento, el tren sale como los trenes "Avant" de Renfe en precio normal. Algo que está bastante bien, contando que estamos en este país.
Y por último en este punto, hablaré de trenes. En general los trenes de Finlandia son bastante nuevos, aunque a veces puedes encontrarte con algunos vagones algo antiguos, que suelen usar para pasajeros que estarán poco tiempo en el tren, o por ejemplo para los billetes de clase ECO como es el que normalmente  sacas, pues es el más barato. Los pendolinos so siempre muy nuevos, de hecho parecen trenes del futuro, sobre todo por los baños y las televisiones. Como todo en Finlandia, son muy puntuales, tanto que a veces los trasbordos tienen un tiempo intermedio de menos de 5 minutos, con lo que un leve retraso provocaría que tu viaje fuese un caos. Cosa que, como todo en Finlandia, tienen previsto y si pasa algo, tipo temporal de nieve, te hacen ellos mismos la ruta alternativa, o te mandan a un bus, todo ello sin pagar nada más claro.
Ah! sin olvidarme de la cafetería. Es un servicio obligado en todos los trenes, tanto el vagón restaurante, como el que tenga personal para atender a los clientes en todo momento. Pero como ahí no hay descuento aplicable, es un servicio que hasta ahora, no he usado.

Bueno, llegados a este punto, volvamos a el tema principal de este post. A medida que el tren avanzaba el tiempo tornaba en más y más nublado, hasta el punto que empezó a llover. Recuerdo que no me importaba, pues tenía tras la ventana un paisaje que jamás en mi vida había visto, bosques hasta donde se perdía la vista, así como lagos enormes que parecía más bien pequeños mares, pues a veces parecías que tampoco acababan, había momentos en los que el tren tenía agua a ambos lados incluso, algo que, para un chaval de Andalucía, es difícil ver a menudo. Si os digo la verdad, aunque mi estado de nerviosismo aumentaba a medida que el tren avanzaba, el viaje fue bastante corto, tanto que cuando me dí cuenta, ya estaban anunciando mi parada. Y fue ahí señores cuando despejé una duda que me estaba asaltando desde que llegué a Finlandia. Resulta que siempre que pronunciaba el nombre de mi ciudad de destino a cualquier persona natural de este país, todos ellos, (tres concretamente), me hacían una mueca, como la que se hace cuando algo te extraña, pero como finlandeses que son, no me corregían sino que lo daban por entendido. El caso es que mi coordinador académico siempre pronunciaba Mikkeli con la sílaba fuerte en la "ke", cosa que un servidor grabó en su memoria para la hora de pronunciar, pero cosa, a su vez, que no podía ser más errónea.
Fue en ese instante, en el que la voz que salía del altavoz pronunció la palabra, cuando me dí cuenta que mi querida ciudad, se pronunciaba "MI"kkeli, de forma esdrújula, y por lo que pude apreciar con una muy pequeña parada entre ambas 'k'. Es ese momento, en el que recuerdas a esas personas extrañadas, y deseas que pronunciado de mi forma, no significase algo extraño en el idioma nativo.

Todo recogido, y un servidor de pie se hallaba, esperando a salir, y con una sola idea en la cabeza, buscar a Olga, mi tutora. Salí de aquel tren con las gafas puestas para encontrar lo antes posible a alguien buscando a alguien, alguien con un cartel, o alguien que quedase al dispersarse la multitud. Fue la primera opción la acertada, encontré a Olga tras un segundo de mirarnos el uno al otro con esa mirada de, eres tu al que busco. Tras preguntarle si ella era Olga, ella afirmó y tras una presentación, muy seria a mi parecer, nos dirigimos a un taxi que según ella estaba ya esperando por nosotros. Duda número uno, Ulla la coordinadora, me aseguró que me recogerían en un coche de la universidad, cosa que no tuve muy en cuenta, así que seguimos hasta la salida de la estación de tren de Mikkeli, donde efectivamente había un taxi esperando. Una vez dentro, empezamos a hablar, de qué tal el viaje, y de mis días en Helsinki, a lo que en principio le pareció extraño, pues ella tenía entendido que llegaba directamente a  Mikkeli, cosa que tampoco me cuadró del todo, pues se lo dejé claro en el mail.
La conversación siguió fluyendo, hablando un poco de la vida en la ciudad,  hasta el punto en el que me dijo que me llevaba a mi apartamento, pero que antes pasaríamos por la oficina a recoger mi contrato. Ahí fue cuando realmente encajé todo lo que no me cuadraba durante la conversación. Y es que Olga, no era la Olga que yo estaba buscando, sino otra Olga que también buscaba a una persona, un tal Mark, que empezaba a trabajar en la empresa.
Lo curioso de esto, que ella al darse cuenta, no pudo parar de reír durante todo el camino de vuelta a la estación de tren.  De hecho fue como una auténtica escena de película. Mientras volvíamos, nos hicimos la presentación de nuevo y demás, y ella me dijo que no oyó mi nombre cuando se lo dije en la estación, y que por lo visto, le estaban asaltando mil dudas también, pues ni tenía pinta de alemán, ni tampoco acento alemán. Definitivamente un buen comienzo.
Ahora era cuando deseaba con todas mis fuerzas que la otra Olga no desistiese en mi espera y se fuese de la estación, porque entonces sí la íbamos a liar.
Llegamos a la estación, y allí apareció el tal Mark, al que ella le contó toda la historia, y le pidió disculpas por el retraso. El hombre, muy agradable por cierto, lo entendió perfectamente, y empezó a reirse igual, mientras yo me reía con esa risa de, me río pero que ya estoy cansado de la bromita esta. Tras eso, me dejó la chica su número de teléfono por si tuviese algún problema con mi tutora, y yo le di el mío tras su insistencia, por si, según ella, algún día necesitaba algún contacto en la universidad.

Pasaron unos cinco minutos, que me parecieron horas, mientras la auténtica Olga venía. Resulta que se había retrasado, y por lo visto bastante. Mejor para mí, pensé.
Esta nueva Olga era mucho más joven que la otra, de hecho a las pocas semanas de estar en Mikkeli, me enteré de que era un año menor que yo, cosa que no lo aparentaba tampoco, pero que por otra parte no me extraña, pues por lo visto los tutores solo pueden ser estudiantes. Pero aún así se me hacía raro.

Todas esas dudas que me surgieron con la otra, con esta no dio tiempo a que pasaran, pues antes de que yo dijese nada , ya me empezó a preguntar qué tal me había ido en Helsinki, y a contarme 1000 cosas de la universidad, que a partir de ahora llamaré MAMK. Así como que esta vez, sí fuimos en un coche/mini-minibus de la MAMK.

El trayecto hacia MOAS, mi residencia,  fue corto, compartía el coche con dos asiáticos, que fue imposible sacarles ni una frase, pues hablaban más bien poco inglés, de hecho a Olga le costó la vida sacarles el número de apartamento en el que estaban, y bueno, uno de ellos ni si quiera había reservado en la residencia. Al lado de ellos, yo era todo un ejemplo , hasta ella se sorprendió cuando a todo lo que me preguntaba si había hecho le respondía que sí. Me dijo, "Eres el primero de todos los estudiantes erasmus de este año que me ha dicho sí a todas las preguntas". Algo es algo.

Y bueno, ya para terminar el post, diré que llegué a MOAS 1, apartamento 27, sano y salvo. La conserje, una mujer pequeña de carácter serio, me abrió el apartamento, me explicó las normas, y sin darle muchas mas vueltas me pidió 20€ por el servicio prestado. Pues era domingo, y ella no trabajaba los domingos, salvo en casos como el mío. Solo en una hora, le calculé 100€ los que ganó aquel día, como mínimo.  Tras eso, mi tutora, que por cierto, vive en el 24, prácticamente al lado, me llevó al apartamento de la chica de los "survival kit", o Kit de Supervivencia, que nos deja el MOAS, para que no tengamos que comprar ningún utensilio de cocina, colcha, o almohada. Todo estaba pensado. La chica, Veronika se llama, al abrir la puerta y ver a Olga, fue como si le dieran un tiro en la cabeza, pues imaginé, días más tarde confirmé, que estaba hasta los mismos, de tener que ir al almacén cada vez que llegaba un tren, con nuevos estudiantes, y de uno en uno, ir cobrando la fianza, rellenar el papel, y explicarles, una y otra vez, las normas de ese Kit. En fin, gages del oficio.
Después de hablar un rato con ella, me dijo que descansase y que al día siguiente tenía que ir a ver a Ulla sin falta, ya que tenía varios papeles que firmar, y varias instrucciones que darme. Me despedí, y me fui para mi habitación con mi Kit. Eran sobre las siete y media cuando llegué a la habitación y cerré la puerta tras de mí.

Ya más adelante, os describiré como son los MOAS, y la vida en ellos. Ahora solo os diré, que una vez terminado todo, por fin me senté en aquella cama y me dije: "Carlos, aquí  empieza todo".



domingo, 19 de enero de 2014

HELSINKI. Ciudad para visitar. Primera parte.

Bueno, como ya comenté en el post anterior, toca ahora hablar de Helsinki, la capital de Finlandia. Si os digo la verdad, antes de venir a Finlandia lo que conocía del país era muy poco, como toda persona del sur de Europa, sabía que en Finlandia hacía frío, mucho más del que jamás había experimentado en mi vida, y mucho más del que era capaz de imaginar. A parte de eso sabía el nombre de su capital, las auroras  boreales que podían verse, así como que Papá Noel tenía el pueblo en ella. A parte de eso nada más relevante. Algo que estaba dispuesto a cambiar en el momento que puse un pie en Finlandia.


Para ello, lo primero que busqué fue una guía del país, pues las que había encontrado en España no me convencieron mucho, así que me dispuse a ir a una librería a por una. La verdad que no tarde mucho en encontrarme con una, pues el apartamento donde vivía estaba bastante céntrico. Así que una vez conseguida una buena y no demasiado extensa guía de Finlandia en inglés, y dirigiéndome a pagar, me fijé en algo que no había caído hasta entonces pero que sabía que me iba a venir super bien. Y es que, ya que iba a tener un curso de finés, que mejor que empezar a aprender algo de este peculiar idioma. Por tanto, además de mi nueva guía de Finlandia, conseguí un mini diccionario, finés-español español-finés, o como venía escrito en su portada, Suomi-Espanja-Suomi. Con él aprendí mi primera palabra en finés, "Moi", que significa hola.


Saliendo de la librería,  busqué un parque por el que había pasado y me senté a ver la guía y ver un mapa, para localizarme mejor, y ver que podía ver de Helsinki ese día. La verdad que, siendo razonables, y aunque tenía miles de ganas de ver cosas, no podía pegarme mucha paliza porque el cuerpo es que no me daba para todo lo que le quería exigir, pero aún así, había bastantes cosas que ver en el centro que no estaban muy lejos unas de otras, así que, me organicé la ruta, y empecé a descubrir cosas de esta ciudad completamente distinta a las que estaba acostumbrado a ver.

En primer lugar me dirigí a la plaza central, donde se encontraba el monumento símbolo de la ciudad, la gran catedral blanca. De hecho era lo poco que sabía de Helsinki, pues Wikipedia es extensa, pero hacía mucho hincapié con esto, además una amiga mía me había hablado de ella, pues estuvo visitando también la ciudad el año anterior. Unos 15 minutos después, estaba llegando.


Pese a que se iba viendo la cúpula ya, no me fijé en ella, porque la verdad quería verla entera, así que, al terminar una calle que salía a una plaza y girar la esquina,  puaf! Allí me quedé con la boca abierta como un tonto, la catedral esta al final de una escalinata bastante empinada, y en el otro extremo de la plaza a la que salí. Si unís eso al conjunto de edificios que la rodean, queda un panorama espectacular. Y por mucho que os describa o veáis, tenéis que estar allí para experimentarlo, pues merece mucho la pena la verdad. Lo que vi, es parecido a esto:


Como en todo sitio al que voy, me gusta aprender historias sobre cada detalle que hay, aquí no iba a ser menos. Así que en uno de esos bancos que se ven en la foto, empecé a leer la información que había en la guía sobre este magnífico lugar.

Hablemos ahora un poco de historia. El personaje de la escultura, es el Zar Aleksander II, o también llamado "el libertador".  Para que le deis sentido, hay que recordar que Finlandia fue durante más de 100 años un gran ducado ruso, hasta su independencia el 6 de Diciembre de 1917. Este Zar en concreto tiene su monumento aquí como reconocimiento, según tengo entendido, por todo el desarrollo que propulsó sobre Helsinki durante su mandato, ya que Helsinki es capital de Finlandia desde el periodo ruso, antes su capital era Turkku, una ciudad en el extremo suroeste, muy cerca de Suecia, país al que pertenecía antes que Rusia.
Si hablamos de la catedral, hay que hablar de religión. Como todos los países nórdicos, Finlandia es mayoritariamente luterana, o protestante. Por tanto la catedral pertenece a esta religión, aunque inicialmente no fue construida como luterana. Su origen es como iglesia de San Nicolás, de la religión ortodoxa, la cual es profesada por los rusos. Fue construida por el último zar, Nicolás II, de ahí que estaba dedicada a San Nicolás. Después de su independencia, paso a ser una catedral luterana, convirtiendo así  a Helsinki en una ciudad con dos catedrales, la ortodoxa que luego hablaré de ella, y la esta.
La plaza donde me encontraba se llama, Plaza del Senado. Como imaginareis es porque el Senado se encuentra en una de sus edificios,  concretamente el de la izquierda de la imagen panorámica de más abajo. El edificio similar al Senado que hay en la parte derecha es la Universidad de Helsinki. Tanto uno como otro tienen estilo imperial ruso, propio de ciudades como San Petersburgo.

Es muy agradable sentarte arriba de la escalera y simplemente quedarte mirando la gente que va pasando, o a la gente que sube la escalera, algunos tienen que hacer algún que otro alto en el camino para llegar arriba.  


Después de ver la catedral por dentro, que no es tan llamativa como por fuera y que por cierto, es completamente gratis la entrada, me di una vuelta por el puerto y un parque enorme que hay al lado. La verdad que la temperatura era perfecta, uno 18 grados, así daba gusto pasear. Si tenéis la oportunidad os recomiendo Agosto para visitar la ciudad.
Lo bueno que tiene el centro es que es completamente sencillo a la vez que cómodo para caminar. Puedes ir a la mayor parte de los sitios a pie, y la verdad que se agradece.  
El puerto queda muy cerca de la plaza del Senado, concretamente, bajando una calle de las de en frente de la catedral, llegas. Justo ahí se encuentra también el ayuntamiento, un edificio del mismo estilo que el senado pero de color azul.  Delante del ayuntamiento hay una esplanada, que se usa como mercado de pescado, se llama "Kauppatori", y es que, como toda ciudad al lado del mar, Helsinki posee un importante mercado de productos del mar que se pone ahí por las mañanas y los pescadores venden lo que hayan pescado esa noche, una lonja vamos.  Después de dar una vuelta por el puerto, me dirigí la parte oeste de la esplanada, donde me encontré con el parque enorme que os he mencionado antes. Pues bien, ese parque se llama "Esplanadi", y es un sitio donde se puede dar un agradable paseo a la par que tomarse un helado, (por aquellos días) , el parque tiene varios restaurantes, en los que no vale el dicho "las apariencias engañan", parecen caros, y lo son. Pero mi objetivo era pasear y ver todo lo que pudiese y más. Muchos jóvenes se sientan en el césped y pasan allí el rato, y uno, que no podía ser menos,  así lo hizo, me vino de perlas para tomar fuerzas y seguir leyendo en la guía qué ver. En la foto podéis ver un poco el principio de Esplanadi. Desde donde está tomada, hay una fuente, que lo que más me llamó la atención fueron dos cosas, la primera los animales por los que está compuesta, y es que son lobos marinos, algo que me pareció bastante original, y en segundo lugar  es que es intermitente, esta como un minuto o dos encendida y otro rato parada, así continuamente.




Ya se estaba haciendo tarde, por lo que decidí cenar, y como consejo, os digo que como en todas las ciudades, al menos europeas, si estás en duda sobre que cenar, ve a un Mcdonald, es el único sitio donde te aseguras prácticamente la comida que hay, y el precio no varía mucho. En el caso de Finlandia, y Helsinki concretamente, el precio es algo superior a los de España, pero aún así no es tan caro como otros sitios más o menos normales que te encuentras por allí, además hay varios de ellos en el centro con lo que es bastante fácil encontrarlos. 
Tras reponer fuerzas, me dirigí al apartamento, pues realmente lo necesitaba. Así poco a poco fui fijándome en lo bonita que era también Helsinki por la noche, los edificios bastante iluminados y, al ser verano, un ambiente bastante bueno de gente por la calle. 

Dormí como unas 13 horas seguidas, pero realmente lo necesitaba,  la mañana siguiente me encargué de organizarme bien el par de días que estaría por allí, viendo donde podía ir y qué podía visitar. La verdad que Helsinki si te lo propones en dos días puedes verlo todo, y tranquilamente, pues pese a ser grande, no tiene muchas cosas que ver. Me decidí a no usar el transporte público salvo en caso de extrema necesidad, pues como turista novel en Helsinki no sabía que se podía sacar un bono de transporte diario, que pagando 8€ puedes montarte tanto en metro, como en bus urbano, como en tranvía todas las veces que quieras durante ese día, eso es algo que descubrí en el viaje que hice a Helsinki en mitad del semestre. Volviendo a aquél día, me organicé para que a la hora de comer estuviera siempre cerca del apartamento, así podía prepararme la comida, y ahorrar dinero, que Finlandia no es un país como para desperdiciarlo. Es por ello, que llegó la hora de hacer la compra. 

Como todos podéis imaginar, Finlandia es un país que de por sí, produce poca variedad de productos, y es que cuando es invierno, pocas cosas aguantan estos fríos. Pero hoy en día es algo que no está tan mal  a la hora de comprar, pues gracias a la importación, puedes encontrar todos los productos que quieras, y procedentes de países propios de ellos, es como por ejemplo,  aquí no es nada complicado encontrar dátiles de Israel, o queso griego, salvo algunos que sean ya demasiado específicos de un país, como por ejemplo, el azafrán. Cual fue mi sorpresa al llegar al súper, cuando encontré en la zona de verduras un amplio repertorio de verduras y frutas españolas, fue como sentirme un poco más cerca de casa. Al ser importados, tienen la curiosidad de que junto al precio ponen el país del que proceden, y allí estaban ellas, con "Espanja" en la etiqueta: 

De ese día en concreto tengo una nota que dejé en el móvil mientras descansaba en uno de los 10000 parques que tiene la ciudad, dice así: " Segundo día en Helsinki.
Hoy me levanté tras dormir unas trece horas, la verdad era muy necesario, de hecho era o eso o seguir cual zombie por estos lares. Lo cierto es que el clima es genial, hace algo de calor pero es muy llevadero, a la sombra hasta hace fresco.
Me estoy dando cuenta que mi sentido orientativo está algo oxidado, sino fuera por el mapa este no sé como me manejaría por aquí! Ahora que me encanta perderme, esa sensación de andar y andar sin saber destino y descubrir cosas nuevas es increíble. 
Helsinki como ciudad es súper cómoda, muy llana y con multitud de transporte público que llega a cualquier lugar. 
Ahora me detuve aquí en un parque sentado en el césped al solecico, es muy curioso pero este parque es un cementerio aunque la gente aquí eso le da lo mismo, los niños juegan entre tumbas y la gente se sienta al lado de ellas. Es bastante agradable estar aquí. 
Hoy es mi primer día con las lentillas, y la verdad que es un lujo ir por la calle viendo todo! Ahora sisi es genial!! Bueno y poco más que contar por ahora. Seguiré informando! "
Eso de los cementerios lo explicaré más adelante, en ese en concreto, que esté en todo el centro, tuve una anecdota muy curiosa, y es que acostumbrado a ver los cementerios alejados de la civilización, cuando entré  a ese parque me senté en una gran piedra de mármol negro de entre todas las que había, pues partiendo una lanza  a mi favor he de decir que no estaban perfectamente distribuidas, ni tampoco las había por todos lados, a la par que no eran de gran tamaño, y perfectamente se confundían con bancos. La cuestión fue cuando me dí cuenta que nadie se sentaba en ellas y todos se sentaban en el césped. Ahí y deduje que algo estaba mal,  hasta que me dió por levantarme y examinar la parte trasera de ese mármol, un tal Oscari yacía debajo.

Los siguientes días que pasé en Helsinki fueron bastante productivos, gracias a mi guía pude descubrir algunas curiosidades de ciertos sitios, y sitios que no pesaría en ir, de no ser por leerlos en la guía. 
En primer lugar fui a la zona de la segunda catedral de Helsinki, la catedral ortodoxa, como ya he dicho antes. Está sobre una colina, en una isla pequeña al lado del puerto, a la que se accede a través de un puente, o varios, pero el puente por el que accedí, es altamente curioso pues estaba lleno de candados, sí, estos candados típicos de enamorados que ponen sus nombres en ellos y los dejan ahí cerrados tras tirar la llave al agua y jurarse amor eterno. Pues en Helsinki también lo tienen. La catedral en cuestión es completamente distinta a la otra, es de piedra roja, y posee en el interior una decoración bastante cargada comparada con la primera. Aunque eso sí, es algo más pequeña. Y por supuesto mantiene esa arquitectura típica de las iglesias ortodoxas, aunque no la de iglesias como la famosa catedral de Moscú. Como la anterior, la entrada es gratuita, pero tiene un horario algo más estricto que la luterana. Poco más os puedo decir de ella, solo que su posición elevada hace que se pueda ver desde bastantes puntos de la ciudad, cosa que permite hacer bonitas fotos desde cualquier sitio, teniendo a este edificio como fondo. Aquí podéis ver una imagen. 

Por esa zona puedes encontrar los embarcaderos de cruceros, y otros grandes barcos que hace de Helsinki una ciudad con grandes comunicaciones. Desde allí, puedes ir a Tallín, San Petersburgo o Estocolmo, por ejemplo, así como otras ciudades de la costa sur finlandesa. Según dicen, Helsinki es para Finlandia la puerta al mundo, y para el mundo la puerta de entrada a Finlandia, y es totalmente cierto.

Dirigiéndonos hacia el norte, encontramos tras la catedral luterana otros edificios interesantes de ver, como son el banco central,  edificios del gobierno, bibliotecas, etc. si avanzas aún más encuentras calles que empiezan a subir y que tienen un cierto encanto, de hecho hay algunas zonas en las que recuerdas alguna que otra película antigua de gangsters o algo por el estilo. Pero no deja de ser un paseo la mar de agradable. 

Otro de mis días lo invertí en la parte sur de Helsinki, o del centro de Helsinki mejor dicho. Esa era mi zona, no muy lejos de mi apartamento estaba una zona llamada " Munkkisaari", una vez salías de la calle. Ahí ya estabas en el mar, me hizo gracia ver las playas, que nada tenían que ver con las de España, pues pese a hacer incluso calor aquel día, estaban completamente desiertas, y aunque eran bolos, no eran los bolos a los que estamos acostumbrados en algunas playas, eran unos bolos extraños. Me acerqué a la orilla a ver que tal estaba el agua, y entendí el porque de esa soledad en las playas, estaba helada, tenía que haber una diferencia de mas de 15 grados, y estábamos a 22 aquel día.
Pero yo me propuse meter los pies en el Báltico y ¡así lo hice!.
Si vais un poco más al este, bordeando la playa, hay un parque que la verdad es muy bonito, ya que está junto al mar, y no se te hace nada pesado, además desde allí se veían las catedrales y el puerto de fondo cosa que lo hacía mejor todavía. Al final de eso llegas a Kaivopuisto. Una zona donde, por lo que deduje,  debían encontrarse toda las embajadas, ya que estaba lleno de ellas por todas partes. no di con la española, pero porque tampoco me puse a buscarla intensivamente. 

Si nos vamos a la parte oeste del centro, nos encontramos con un enorme cementerio, que me dispuse a conocer, pues hay que descubrir todo lo que se pueda. En Finlandia aún se entierra a la gente en la tierra, no vi nada parecido a nuestras tumbas en todo lo lo largo y ancho de aquel enorme cementerio, son bastante parecidas a las americanas con la lápida saliendo de la tierra.  Cual fue mi sorpresa cuando vi que aunque es un cementerio, los fineses lo utilizan como parte de sus parques, tanto es así, que tienen hasta bancos y largas calles donde sentarse y tomar el aire al lado del mar, la verdad que no es nada lúgubre, y lo mejor de todo es que hay millones de ardillas que, acostumbradas ya al personal, no reparan en acercarse a ti a ver qué tal eres, si les pica la curiosidad claro.  Esta fue una de ellas, la foto está hecha sin zoom, así que podéis imaginar el poco miedo que me tenía. 

Otro de aquellos días, el último antes de irme a Mikkeli, decidí explorar la parte norte. Allí se encontraba el parlamento,  que podéis ver en la foto, un edificio que llama su atención aparte de por su tamaño, por su forma tan rectangular que hace que parezca algo más simple de lo que es. Aún así tiene una gran escalinata de acceso que te hace sentir aún más pequeño cuando te plantas delante de él. El señor de delante, junto con otro que hay en la otra parte, son como los padres de la constitución de Finlandia. En frente de ese edificio hay un teatro y varios museos. Me hizo gracia pues, el edificio del teatro se llama "Finladia",  como paréntesis,  en finés Finlandia ya no es Finlandia, sino que se dice "Suomi" por lo que era curioso ver que habían elegido ese nombre tan español. 


Antes he mencionado los museos, pues bien si hablamos de museos, decir que Helsinki tiene una cantidad enorme de ellos, a la vez que una gran variedad, desde historia natural, hasta museo del automóvil. Museos que no visité en esos días, al igual que otras cosas, porque sabía que iba a volver a la ciudad en todo el año, al menos un par de veces más. 

Ya para ir terminando, hablaos un poco de las noches allí, Helsinki es una ciudad muy viva, y como tal, puedes encontrar todo tipo de locales para pasar un buen rato, la mayoría de los del centro son distintos unos de otros, está desde el típico bar irlandés, hasta el pub finés con música rap, pasando por bares clásicos y elegantes, o bares temáticos como uno que vi ambientado en Charles Chaplin. 
Pero además de eso, Helsinki por la noches es, como toda gran ciudad europea, ciudad llena de luz, donde cada edificio llama tu atención por algo en concreto. Ya no solo son los edificios, sino las calles, que tienen una iluminación diferente a la del resto, o que tienen música, o calles en las que solo ves a gente saliendo de locales y entrando en otros, calles tranquilas, calles para pasear, calles con fuerte olor a mar, o calles en las que huele a bosque, debido a que hay grandes parques a su alrededor. 
En fin, una ciudad que sin duda merece la pena ver, y una ciudad, que, como todo hasta ahora en Finlandia, ha sido un gran descubrimiento para mí. 
Escribiré otro post más adelante sobre Helsinki, pues como imaginareis, la volví a visitar esta vez con colegas del erasmus, pero antes de eso hablaré de alguna que otra cosa. Sin más que decir os dejo con esta foto que tomé desde el puerto una de esas noches en las que no quería acostarme. 

Es el ayuntamiento y la gran catedral blanca de fondo. 

Como frase de este post: En cada paso que des, hay siempre algo nuevo que descubrir. 

martes, 14 de enero de 2014

Erasmus. Una nueva etapa en tu vida.

Pese a ser un poco tarde para hablar de ello, pero es necesario pues es este el hecho que me ha motivado a crear este blog. Es por ello que hay que mencionar todas y cada una de las cosas que desde un principio me han ido ocurriendo, para que así sea más sencillo entender las que pasan ahora así como las que están por venir.

Es por tanto que nos tenemos que situar en el 28 de Agosto de 2013, fecha en la que emprendí una de los mayores cambios, o porqué no,  locuras, que he hecho en mi vida. Ese fue el día en el que empezó mi etapa como estudiante Erasmus.

Por mucho que os digan, para mí la ida fue dura, nunca creí que me pasaría lo que viví, pero así fue. Aquel día que aparecía rodeado en el calendario, que tan lejano parecía a principios de verano, había llegado. Era hora de tomar la maleta, despedirme de todos aquellos que me apoyaban y querían,  montarme frente a mi casa en el coche de viajes largos, como llamo yo al coche de mi tía, e irme a Málaga para coger el avión a las 6:00 de la mañana.
Todo bien, salvo alguna que otra complicación para encontrar la entrada al aeropuerto todo hay que decirlo,  hasta el momento en el que me vi montado en ese asiento junto a la ventana, fue ahí cuando me di cuenta que ya no había vuelta atrás, que era hora de afrontar una etapa que no tenía ni idea de lo que iba a suponer para mí, ni tampoco de a qué me iba a enfrentar. Fue ahí donde empecé a valorar a la gente que me había dedicado tantos momentos de despedidas, recordé cada palabra o mensaje que recibí en el móvil. Y señores, ahí la morriña se apoderó de este que os habla.
El avión despegó, y ahí se quedaba Málaga, esa ciudad a la que tanto quiero y a la que debía en parte el hecho de haber tomado la decisión de irme. Pero ahí en esas luces dejaba mucho más, dejaba a personas que, por muchas  telecomunicaciones que haya, iba a tardar en volver a ver. Recordaba la cara de mi madre cuando me dijo adiós en el aeropuerto, esa cara de "ten cuidado" que todas ponen cuando nos dejan de ver por un tiempo. Pero esta vez el tiempo sería más largo que nunca.

Lejos de hacer un drama de esto, volvamos a la realidad, y esta era que allí estaba un servidor, intentando dormir para pasar rápido esas 4:30 horas que había por delante, pero que bien sabía que eso no iba a ser posible. Traté de leer, de escuchar música, pero nada, el nudo en el estómago era mayor de lo que creía y ni me concentraba para lo uno, ni para lo otro. Así que tomé la decisión de ponerme a jugar a un juego chapucero en el móvil que utilizaba para esos casos. A la hora, como es muy de entender, me cansé, vaya que me harté y bien. Todo eso cambió cuando empezó a amanecer, ahí ya se me pasó todo, me quede ensimismado viendo como el sol iba saliendo por encima de ese mar de nubes, y sin pensar en nada, se pasó el resto del vuelo en lo que me parecieron 5 minutos.
Y voilá! ya estamos en Helsinki.

Llegados a este punto es cuando viene la etapa a la que llamo "de duda".  Nada más levantarme para salir del avión, vino el primer enfrentamiento con un aeropuerto por primera vez en solitario. Mi consejo en estas situaciones es el que tu intuición te dice, sigue al que tenías al lado en el avión. Nunca falla, a no ser que este igual que tu, que en eso caso, tomamos la decisión de seguir al montón que van en la misma dirección. Pese a eso, la verdad que el aeropuerto de Helsinki es bastante intuitivo y claro, no tuve que preguntar, ni dude un instante el lugar donde se recogían las maletas.

Antes de nada, lo primero que se debe hacer, informar de que has llegado a toda persona que te ha dicho eso de "avisa cuando llegues" pues de más de una sé que puede estar muy pendiente de esa llamada o, en mi caso, mensaje. Tras eso, me dispuse a tomar algo pues andaba con bastante hambre, y qué mejor que innovar con algo típico, o al menos que no hayas visto en España, (que es lo que se debe hacer vayas donde vayas). Al pasar por la típica tienda de todo un poco, me detuve en unos dulces que tenían una pinta, que es que me llamaban en aquel momento como nada de lo demás. Así que ni corto ni perezoso cogí dos y un zumo como para bajarlos. El precio no lo recuerdo, pero si sé que me parecieron caros, pero no hay que olvidar que ya no estábamos en España.
El dulce en cuestión se llama: "Karjalan Piirakkas" en finés. Cosa que ni me entretuve en averiguar su significado. Y es esto: 
    


Al verlo creí que lo de arriba no era lo que era, sino alguna especie de crema, pero no, pobre de mí cuando tomé aquel primer bocado y descubrí que era arroz cocido y tostado. Y que lo que parecía jugoso a la par que sabroso no era más que algo que a mi parecer, era insípido a la vez que seco. Ahí es cuando te das cuenta que tienes dos cosas en las que pensar, la primera, en no volver a comprarlos, y la segunda , y siempre mirando con positivismo estas cosas, es que ya no la tenía que comprar, pues tarde o temprano la habría comprado. Lección de Finlandia uno, aprendida. Pero como el hambre es el hambre, me los comí para tener algo en el estómago, y la verdad que con el zumo de naranja olvidé perfectamente ese sabor.


Fue tras eso cuando llegó el momento de decir y ahora qué? La verdad que soy bastante previsor y me había cerciorado del bus que me condujese al centro de la ciudad, el problema era, como encontrar la parada de ese maravilloso bus. Y no es que no la buscase no, es que había algo así como 20 paradas y ninguna de ellas tenía el numero de mi autobús. Lo cual me generó la incertidumbre de haberme equivocado al mirar, cosa más que razonable. Ello me condujo de vuelta al aeropuerto, pues en Finlandia, y más concretamente en Helsinki, lo del wifi público y gratuito es una realidad. Allí que me puse a buscar de nuevo todo, con la aplicación de google maps de mi móvil, que más adelante entenderéis porque la nombro. No había cambios, tras comprobar en varios lugares, tenía la misma salida. Entonces, os aconsejo que busquéis puntos de información antes de hacer lo que hice, ya que es más efectivo. Llegó la hora de preguntar por el autobús, era la primera cosa que diría en inglés hablado, y la verdad fue de estas veces que vas ya con la pregunta super preparada para que te salga de forma fluida y con un perfecto acento. El finés al que pregunté me respondió algo que entendí en parte, pero sin lugar a dudas me dijo el número que estaba buscando. Y allí que me planté, media hora más tarde llegó un bus que tras preguntar al conductor para asegurarme, era el correcto. Tenía que esperar 19 paradas hasta llegar, y el ticket se sacaba en una máquina de fuera, cosa que intuí y que el finés al que pregunté trataba de decirme antes.

Llegué sin problema a la estación central de tren de Helsinki. A lo largo del camino, fui poniendo el oído para ver como era ese idioma que a mi parecer era de los conjuros que hacen en las pelis de brujas, a la vez de ponerme ojo avizor con toda esa ciudad. En cuanto a la estación, una chulada, es un edificio bastante distinto a lo que estamos acostumbrados  a ver, antiguo, pero perfectamente adaptado a los nuevos avances, en uno de sus lados tiene una plaza que la verdad me encantó. Lo mejor de todo es que el tiempo acompañaba bastante, de hecho aquel día hizo calor. Para que os hagáis una idea la plaza de la que os hablo es esta, con la estación con su torre del reloj, que primeramente me recordó, (punto friki) a la ciudad de Gotam de Batman y no sé porqué.      Ya estaba allí, primer trayecto conseguido. Ahora tenía que buscar un siguiente punto, otra parada de bus que me condujese a las oficinas de mis apartamentos. Donde estaría hasta el día uno de Septiembre que era cuando me abrían la habitación de la residencia en mi ciudad de destino, Mikkeli. Y ahí ya si que fue tarea imposible, si había paradas en el aeropuerto, más aún alrededor de la estación de trenes. Le di como 3 vueltas completas y nada. Pregunté a una amable y seria señora que me dijo tres paradas distintas, cosa que me corroboró otro señor al que pregunte después.
                      

 Fue momento de pensar y valorar. Así que, a ustedes viajeros, os digo, el taxi siempre es una opción salvo allí. Pese a que no dimos con las oficinas a la primera, pues estaban en el lugar donde Dios perdió la chancla, cuando me dijo el precio creí que estaba de coña, unos 40€. Es ahí cuando me prometí que así tuviese que ir andando de las oficinas al apartamento, iría.

Mi llegada a las oficinas fue bastante graciosa, pues estaban esperándome. Cuando la chica me vio, me llamó por mi nombre y me dijo: "Espero que no te haya costado encontrar la oficina." Ahí fue cuando me dio por reír y no decir lo que estaba pensando. Tras unos minutos de papeleo, empezó a interesarse por mi nacionalidad, pues una persona morena además de bastante morena de piel como lo era yo recién acabado el verano, era imposible que fuese del norte de Europa por lo menos. Al decirle que era español, me empezó a soltar palabras en español además de ciudades que me hicieron gracia por el acento tan extraño con el que las decía. Y aquí viene la frase que me marcó, me preguntó que hacía por Finlandia, y al decirle que pasaría el año en Mikkeli, se puso un poco seria y me dijo "¿En serio? Pero ¿Por qué vas allí? Es muy frío!" Que lo diga yo vale, pero que una finlandesa me diga que Mikkeli es muy frío es cuanto menos extraño.
Pero bueno yo lo que quería era llegar al dichoso apartamento ya. La señorita se portó y me dijo como llegar en autobús urbano. Y menos mal, porque el apartamento estaba en la otra punta de la ciudad casi. Tras unas cuantas paradas....Llegué a la calle Merimiehenkatu, lugar deseado desde que me baje de aquel avión. Pese a la entrada un tanto antigua y descuidada que tenía el edificio, así como la escalera del bloque, el apartamento estaba más que bien, nunca creí que lo encontraría tan bien al abrir esa puerta, todo muy limpio y bastante nuevo, además de completamente equipado. A todo esto, eran las 5 de la tarde. Una panorámica de él:



Como allí estaba de paso, no tenía que deshacer maleta solo sacar algo que tenía de comida para meterlo en la nevera, así que me duché para quitarme el sudor de todo el día con la maleta a cuestas, y pese al cansancio, las ganas de ver una nueva ciudad me podían, así que sin dudarlo más, allá que me conduje a descubrir HELSINKI. 

Como frase de este post: De los errores se aprende.