Bueno, como ya comenté en el post anterior, toca ahora hablar de Helsinki, la capital de Finlandia. Si os digo la verdad, antes de venir a Finlandia lo que conocía del país era muy poco, como toda persona del sur de Europa, sabía que en Finlandia hacía frío, mucho más del que jamás había experimentado en mi vida, y mucho más del que era capaz de imaginar. A parte de eso sabía el nombre de su capital, las auroras boreales que podían verse, así como que Papá Noel tenía el pueblo en ella. A parte de eso nada más relevante. Algo que estaba dispuesto a cambiar en el momento que puse un pie en Finlandia.
Para ello, lo primero que busqué fue una guía del país, pues las que había encontrado en España no me convencieron mucho, así que me dispuse a ir a una librería a por una. La verdad que no tarde mucho en encontrarme con una, pues el apartamento donde vivía estaba bastante céntrico. Así que una vez conseguida una buena y no demasiado extensa guía de Finlandia en inglés, y dirigiéndome a pagar, me fijé en algo que no había caído hasta entonces pero que sabía que me iba a venir super bien. Y es que, ya que iba a tener un curso de finés, que mejor que empezar a aprender algo de este peculiar idioma. Por tanto, además de mi nueva guía de Finlandia, conseguí un mini diccionario, finés-español español-finés, o como venía escrito en su portada, Suomi-Espanja-Suomi. Con él aprendí mi primera palabra en finés, "Moi", que significa hola.
Saliendo de la librería, busqué un parque por el que había pasado y me senté a ver la guía y ver un mapa, para localizarme mejor, y ver que podía ver de Helsinki ese día. La verdad que, siendo razonables, y aunque tenía miles de ganas de ver cosas, no podía pegarme mucha paliza porque el cuerpo es que no me daba para todo lo que le quería exigir, pero aún así, había bastantes cosas que ver en el centro que no estaban muy lejos unas de otras, así que, me organicé la ruta, y empecé a descubrir cosas de esta ciudad completamente distinta a las que estaba acostumbrado a ver.
En primer lugar me dirigí a la plaza central, donde se encontraba el monumento símbolo de la ciudad, la gran catedral blanca. De hecho era lo poco que sabía de Helsinki, pues Wikipedia es extensa, pero hacía mucho hincapié con esto, además una amiga mía me había hablado de ella, pues estuvo visitando también la ciudad el año anterior. Unos 15 minutos después, estaba llegando.
Pese a que se iba viendo la cúpula ya, no me fijé en ella, porque la verdad quería verla entera, así que, al terminar una calle que salía a una plaza y girar la esquina, puaf! Allí me quedé con la boca abierta como un tonto, la catedral esta al final de una escalinata bastante empinada, y en el otro extremo de la plaza a la que salí. Si unís eso al conjunto de edificios que la rodean, queda un panorama espectacular. Y por mucho que os describa o veáis, tenéis que estar allí para experimentarlo, pues merece mucho la pena la verdad. Lo que vi, es parecido a esto:
Como en todo sitio al que voy, me gusta aprender historias sobre cada detalle que hay, aquí no iba a ser menos. Así que en uno de esos bancos que se ven en la foto, empecé a leer la información que había en la guía sobre este magnífico lugar.
Hablemos ahora un poco de historia. El personaje de la escultura, es el Zar Aleksander II, o también llamado "el libertador". Para que le deis sentido, hay que recordar que Finlandia fue durante más de 100 años un gran ducado ruso, hasta su independencia el 6 de Diciembre de 1917. Este Zar en concreto tiene su monumento aquí como reconocimiento, según tengo entendido, por todo el desarrollo que propulsó sobre Helsinki durante su mandato, ya que Helsinki es capital de Finlandia desde el periodo ruso, antes su capital era Turkku, una ciudad en el extremo suroeste, muy cerca de Suecia, país al que pertenecía antes que Rusia.
Si hablamos de la catedral, hay que hablar de religión. Como todos los países nórdicos, Finlandia es mayoritariamente luterana, o protestante. Por tanto la catedral pertenece a esta religión, aunque inicialmente no fue construida como luterana. Su origen es como iglesia de San Nicolás, de la religión ortodoxa, la cual es profesada por los rusos. Fue construida por el último zar, Nicolás II, de ahí que estaba dedicada a San Nicolás. Después de su independencia, paso a ser una catedral luterana, convirtiendo así a Helsinki en una ciudad con dos catedrales, la ortodoxa que luego hablaré de ella, y la esta.
La plaza donde me encontraba se llama, Plaza del Senado. Como imaginareis es porque el Senado se encuentra en una de sus edificios, concretamente el de la izquierda de la imagen panorámica de más abajo. El edificio similar al Senado que hay en la parte derecha es la Universidad de Helsinki. Tanto uno como otro tienen estilo imperial ruso, propio de ciudades como San Petersburgo.
Es muy agradable sentarte arriba de la escalera y simplemente quedarte mirando la gente que va pasando, o a la gente que sube la escalera, algunos tienen que hacer algún que otro alto en el camino para llegar arriba.
Después de ver la catedral por dentro, que no es tan llamativa como por fuera y que por cierto, es completamente gratis la entrada, me di una vuelta por el puerto y un parque enorme que hay al lado. La verdad que la temperatura era perfecta, uno 18 grados, así daba gusto pasear. Si tenéis la oportunidad os recomiendo Agosto para visitar la ciudad.
Lo bueno que tiene el centro es que es completamente sencillo a la vez que cómodo para caminar. Puedes ir a la mayor parte de los sitios a pie, y la verdad que se agradece.
El puerto queda muy cerca de la plaza del Senado, concretamente, bajando una calle de las de en frente de la catedral, llegas. Justo ahí se encuentra también el ayuntamiento, un edificio del mismo estilo que el senado pero de color azul. Delante del ayuntamiento hay una esplanada, que se usa como mercado de pescado, se llama "Kauppatori", y es que, como toda ciudad al lado del mar, Helsinki posee un importante mercado de productos del mar que se pone ahí por las mañanas y los pescadores venden lo que hayan pescado esa noche, una lonja vamos. Después de dar una vuelta por el puerto, me dirigí la parte oeste de la esplanada, donde me encontré con el parque enorme que os he mencionado antes. Pues bien, ese parque se llama "Esplanadi", y es un sitio donde se puede dar un agradable paseo a la par que tomarse un helado, (por aquellos días) , el parque tiene varios restaurantes, en los que no vale el dicho "las apariencias engañan", parecen caros, y lo son. Pero mi objetivo era pasear y ver todo lo que pudiese y más. Muchos jóvenes se sientan en el césped y pasan allí el rato, y uno, que no podía ser menos, así lo hizo, me vino de perlas para tomar fuerzas y seguir leyendo en la guía qué ver. En la foto podéis ver un poco el principio de Esplanadi. Desde donde está tomada, hay una fuente, que lo que más me llamó la atención fueron dos cosas, la primera los animales por los que está compuesta, y es que son lobos marinos, algo que me pareció bastante original, y en segundo lugar es que es intermitente, esta como un minuto o dos encendida y otro rato parada, así continuamente.
Ya se estaba haciendo tarde, por lo que decidí cenar, y como consejo, os digo que como en todas las ciudades, al menos europeas, si estás en duda sobre que cenar, ve a un Mcdonald, es el único sitio donde te aseguras prácticamente la comida que hay, y el precio no varía mucho. En el caso de Finlandia, y Helsinki concretamente, el precio es algo superior a los de España, pero aún así no es tan caro como otros sitios más o menos normales que te encuentras por allí, además hay varios de ellos en el centro con lo que es bastante fácil encontrarlos.
Tras reponer fuerzas, me dirigí al apartamento, pues realmente lo necesitaba. Así poco a poco fui fijándome en lo bonita que era también Helsinki por la noche, los edificios bastante iluminados y, al ser verano, un ambiente bastante bueno de gente por la calle.
Dormí como unas 13 horas seguidas, pero realmente lo necesitaba, la mañana siguiente me encargué de organizarme bien el par de días que estaría por allí, viendo donde podía ir y qué podía visitar. La verdad que Helsinki si te lo propones en dos días puedes verlo todo, y tranquilamente, pues pese a ser grande, no tiene muchas cosas que ver. Me decidí a no usar el transporte público salvo en caso de extrema necesidad, pues como turista novel en Helsinki no sabía que se podía sacar un bono de transporte diario, que pagando 8€ puedes montarte tanto en metro, como en bus urbano, como en tranvía todas las veces que quieras durante ese día, eso es algo que descubrí en el viaje que hice a Helsinki en mitad del semestre. Volviendo a aquél día, me organicé para que a la hora de comer estuviera siempre cerca del apartamento, así podía prepararme la comida, y ahorrar dinero, que Finlandia no es un país como para desperdiciarlo. Es por ello, que llegó la hora de hacer la compra.
Como todos podéis imaginar, Finlandia es un país que de por sí, produce poca variedad de productos, y es que cuando es invierno, pocas cosas aguantan estos fríos. Pero hoy en día es algo que no está tan mal a la hora de comprar, pues gracias a la importación, puedes encontrar todos los productos que quieras, y procedentes de países propios de ellos, es como por ejemplo, aquí no es nada complicado encontrar dátiles de Israel, o queso griego, salvo algunos que sean ya demasiado específicos de un país, como por ejemplo, el azafrán. Cual fue mi sorpresa al llegar al súper, cuando encontré en la zona de verduras un amplio repertorio de verduras y frutas españolas, fue como sentirme un poco más cerca de casa. Al ser importados, tienen la curiosidad de que junto al precio ponen el país del que proceden, y allí estaban ellas, con "Espanja" en la etiqueta:
De ese día en concreto tengo una nota que dejé en el móvil mientras descansaba en uno de los 10000 parques que tiene la ciudad, dice así: " Segundo día en Helsinki.
Hoy me levanté tras dormir unas trece horas, la verdad era muy necesario, de hecho era o eso o seguir cual zombie por estos lares. Lo cierto es que el clima es genial, hace algo de calor pero es muy llevadero, a la sombra hasta hace fresco.
Me estoy dando cuenta que mi sentido orientativo está algo oxidado, sino fuera por el mapa este no sé como me manejaría por aquí! Ahora que me encanta perderme, esa sensación de andar y andar sin saber destino y descubrir cosas nuevas es increíble.
Helsinki como ciudad es súper cómoda, muy llana y con multitud de transporte público que llega a cualquier lugar.
Ahora me detuve aquí en un parque sentado en el césped al solecico, es muy curioso pero este parque es un cementerio aunque la gente aquí eso le da lo mismo, los niños juegan entre tumbas y la gente se sienta al lado de ellas. Es bastante agradable estar aquí.
Hoy es mi primer día con las lentillas, y la verdad que es un lujo ir por la calle viendo todo! Ahora sisi es genial!! Bueno y poco más que contar por ahora. Seguiré informando! "
Eso de los cementerios lo explicaré más adelante, en ese en concreto, que esté en todo el centro, tuve una anecdota muy curiosa, y es que acostumbrado a ver los cementerios alejados de la civilización, cuando entré a ese parque me senté en una gran piedra de mármol negro de entre todas las que había, pues partiendo una lanza a mi favor he de decir que no estaban perfectamente distribuidas, ni tampoco las había por todos lados, a la par que no eran de gran tamaño, y perfectamente se confundían con bancos. La cuestión fue cuando me dí cuenta que nadie se sentaba en ellas y todos se sentaban en el césped. Ahí y deduje que algo estaba mal, hasta que me dió por levantarme y examinar la parte trasera de ese mármol, un tal Oscari yacía debajo.
Los siguientes días que pasé en Helsinki fueron bastante productivos, gracias a mi guía pude descubrir algunas curiosidades de ciertos sitios, y sitios que no pesaría en ir, de no ser por leerlos en la guía.
En primer lugar fui a la zona de la segunda catedral de Helsinki, la catedral ortodoxa, como ya he dicho antes. Está sobre una colina, en una isla pequeña al lado del puerto, a la que se accede a través de un puente, o varios, pero el puente por el que accedí, es altamente curioso pues estaba lleno de candados, sí, estos candados típicos de enamorados que ponen sus nombres en ellos y los dejan ahí cerrados tras tirar la llave al agua y jurarse amor eterno. Pues en Helsinki también lo tienen. La catedral en cuestión es completamente distinta a la otra, es de piedra roja, y posee en el interior una decoración bastante cargada comparada con la primera. Aunque eso sí, es algo más pequeña. Y por supuesto mantiene esa arquitectura típica de las iglesias ortodoxas, aunque no la de iglesias como la famosa catedral de Moscú. Como la anterior, la entrada es gratuita, pero tiene un horario algo más estricto que la luterana. Poco más os puedo decir de ella, solo que su posición elevada hace que se pueda ver desde bastantes puntos de la ciudad, cosa que permite hacer bonitas fotos desde cualquier sitio, teniendo a este edificio como fondo. Aquí podéis ver una imagen.
Por esa zona puedes encontrar los embarcaderos de cruceros, y otros grandes barcos que hace de Helsinki una ciudad con grandes comunicaciones. Desde allí, puedes ir a Tallín, San Petersburgo o Estocolmo, por ejemplo, así como otras ciudades de la costa sur finlandesa. Según dicen, Helsinki es para Finlandia la puerta al mundo, y para el mundo la puerta de entrada a Finlandia, y es totalmente cierto.
Dirigiéndonos hacia el norte, encontramos tras la catedral luterana otros edificios interesantes de ver, como son el banco central, edificios del gobierno, bibliotecas, etc. si avanzas aún más encuentras calles que empiezan a subir y que tienen un cierto encanto, de hecho hay algunas zonas en las que recuerdas alguna que otra película antigua de gangsters o algo por el estilo. Pero no deja de ser un paseo la mar de agradable.
Otro de mis días lo invertí en la parte sur de Helsinki, o del centro de Helsinki mejor dicho. Esa era mi zona, no muy lejos de mi apartamento estaba una zona llamada " Munkkisaari", una vez salías de la calle. Ahí ya estabas en el mar, me hizo gracia ver las playas, que nada tenían que ver con las de España, pues pese a hacer incluso calor aquel día, estaban completamente desiertas, y aunque eran bolos, no eran los bolos a los que estamos acostumbrados en algunas playas, eran unos bolos extraños. Me acerqué a la orilla a ver que tal estaba el agua, y entendí el porque de esa soledad en las playas, estaba helada, tenía que haber una diferencia de mas de 15 grados, y estábamos a 22 aquel día.
Pero yo me propuse meter los pies en el Báltico y ¡así lo hice!.
Si vais un poco más al este, bordeando la playa, hay un parque que la verdad es muy bonito, ya que está junto al mar, y no se te hace nada pesado, además desde allí se veían las catedrales y el puerto de fondo cosa que lo hacía mejor todavía. Al final de eso llegas a Kaivopuisto. Una zona donde, por lo que deduje, debían encontrarse toda las embajadas, ya que estaba lleno de ellas por todas partes. no di con la española, pero porque tampoco me puse a buscarla intensivamente.
Si nos vamos a la parte oeste del centro, nos encontramos con un enorme cementerio, que me dispuse a conocer, pues hay que descubrir todo lo que se pueda. En Finlandia aún se entierra a la gente en la tierra, no vi nada parecido a nuestras tumbas en todo lo lo largo y ancho de aquel enorme cementerio, son bastante parecidas a las americanas con la lápida saliendo de la tierra. Cual fue mi sorpresa cuando vi que aunque es un cementerio, los fineses lo utilizan como parte de sus parques, tanto es así, que tienen hasta bancos y largas calles donde sentarse y tomar el aire al lado del mar, la verdad que no es nada lúgubre, y lo mejor de todo es que hay millones de ardillas que, acostumbradas ya al personal, no reparan en acercarse a ti a ver qué tal eres, si les pica la curiosidad claro. Esta fue una de ellas, la foto está hecha sin zoom, así que podéis imaginar el poco miedo que me tenía.
Otro de aquellos días, el último antes de irme a Mikkeli, decidí explorar la parte norte. Allí se encontraba el parlamento, que podéis ver en la foto, un edificio que llama su atención aparte de por su tamaño, por su forma tan rectangular que hace que parezca algo más simple de lo que es. Aún así tiene una gran escalinata de acceso que te hace sentir aún más pequeño cuando te plantas delante de él. El señor de delante, junto con otro que hay en la otra parte, son como los padres de la constitución de Finlandia. En frente de ese edificio hay un teatro y varios museos. Me hizo gracia pues, el edificio del teatro se llama "Finladia", como paréntesis, en finés Finlandia ya no es Finlandia, sino que se dice "Suomi" por lo que era curioso ver que habían elegido ese nombre tan español.
Antes he mencionado los museos, pues bien si hablamos de museos, decir que Helsinki tiene una cantidad enorme de ellos, a la vez que una gran variedad, desde historia natural, hasta museo del automóvil. Museos que no visité en esos días, al igual que otras cosas, porque sabía que iba a volver a la ciudad en todo el año, al menos un par de veces más.
Ya para ir terminando, hablaos un poco de las noches allí, Helsinki es una ciudad muy viva, y como tal, puedes encontrar todo tipo de locales para pasar un buen rato, la mayoría de los del centro son distintos unos de otros, está desde el típico bar irlandés, hasta el pub finés con música rap, pasando por bares clásicos y elegantes, o bares temáticos como uno que vi ambientado en Charles Chaplin.
Pero además de eso, Helsinki por la noches es, como toda gran ciudad europea, ciudad llena de luz, donde cada edificio llama tu atención por algo en concreto. Ya no solo son los edificios, sino las calles, que tienen una iluminación diferente a la del resto, o que tienen música, o calles en las que solo ves a gente saliendo de locales y entrando en otros, calles tranquilas, calles para pasear, calles con fuerte olor a mar, o calles en las que huele a bosque, debido a que hay grandes parques a su alrededor.
En fin, una ciudad que sin duda merece la pena ver, y una ciudad, que, como todo hasta ahora en Finlandia, ha sido un gran descubrimiento para mí.
Escribiré otro post más adelante sobre Helsinki, pues como imaginareis, la volví a visitar esta vez con colegas del erasmus, pero antes de eso hablaré de alguna que otra cosa. Sin más que decir os dejo con esta foto que tomé desde el puerto una de esas noches en las que no quería acostarme.
Es el ayuntamiento y la gran catedral blanca de fondo.
Como frase de este post: En cada paso que des, hay siempre algo nuevo que descubrir.